Aunque es la segunda ciudad más grande de Noruega, Bergen ostenta el honor de ser la más bonita.
Con 230.000 habitantes, tiene todos los atractivos de una ciudad (de hecho, fue capital noruega en los siglos XII y XIII), pero a su vez conserva un encantador ambiente pueblerino.
Los autobuses Flybussen los llevarán del aeropuerto al centro de la ciudad en 40 minutos.
El funicular de Floibanen resulta una excelente alternativa para comenzar el recorrido. Un ascenso de 320 metros hasta la cima del monte Floyen no sólo proporciona la mejor vista de la ciudad sino que da acceso a su encantador bosque.
Se recomienda subir en funicular y descender a pie, alternando los senderos. En el camino se toparán con un maravilloso paisaje de lagos de cuentos, curiosas ovejas, atléticos deportistas y una frondosa arboleda.
El descenso a pie puede demorar 1,5 horas, pero ¡no lo duden! En el trayecto descubrirán una urbanización de adorables casas con jardines y coloridos vitreaux.
La zona de Bryggen, el antiguo barrio medieval nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, alberga museos, restaurantes y tiendas. Es el sitio ideal para hospedarse.
Para salir del circuito de arte convencional, vale la pena visitar el Lepramuseet (Museo de la Lepra), edificio escalofriante que data de 1754.
Bergen es un destino ideal para alojarse antes de emprender la gira por los fiordos en el tour Norway in a Nutshell o en el vapor costero Hurtigruten.
Consejo: Eviten coincidir con un concierto de heavy, porque ¡se quedarán sin plazas!