Lugares como Corralejo en Fuerteventura o el Médano, Tenerife, se han convertido en una cita obligada para apasionados de los deportes acuáticos de toda Europa. Los vientos alisios que soplan del norte y del nordeste, de moderados a fuertes y con notable regularidad, garantizan la práctica de deportes de velas, cómo el windsurfing en cualquier época del año.
La proliferación de importantes puertos deportivos en las Islas pone también a nuestro alcance la posibilidad de alquilar veleros perfectamente equipados para la navegación entre Islas. Para ajustarse tanto a los deseos de los marinos novatos como de los especialistas y profesionales, las empresas especializadas en estos deportes ofrecen veleros, yates y barcos con o sin tripulación a bordo. Es cierto que en caso de no aceptar el personal de a bordo, quienes los alquilen tendrán que demostrar sus talentos de marineros, además de poseer la titulación necesaria que acredite estar preparado para el manejo de embarcaciones, ya que navegar puede ser el mejor y más relajante de los deportes pero, si no se practica con responsabilidad, puede ser uno de los más peligrosos.
Una vez a bordo sólo le faltará el viajero izar velas y poner rumbo hacia las Islas vecinas en el «hotelito flotante». Para los adeptos a la pesca de altura, las islas gozan de un enclave privilegiado en el Océano Atlántico. A muy pocas millas de la costa africana, y compartiendo el rico banco de pesca canario sahariano, las aguas azules y profundas que rodean las islas son mundialmente reconocidas por el abundante paso de grandes peces pelágicos. Los yates equipados para la pesca deportiva de altura salen a diario de los puertos, ofreciendo a los aficionados, la posibilidad de llevarse algún récord pescando marlines, agujas, atunes e incluso tiburones, y sin necesidad de seguro de náutica.