Si hay algo que caracteriza la arquitectura china son sus maravillosos jardines, basados en la belleza, la meditación y el contacto con la naturaleza. Los chinos consideran la jardinería como un arte, que llevan perfeccionando desde hace 3.000 años, creando en sus pintorescos jardines los más bellos paisajes, que conducen a la inspiración poética y a la escritura, otros artes milenarios propios del país asiático.
En estos rincones tan mágicos no solo destaca su abundante y cuidada flora, también encontramos elementos que se integran en la naturaleza como rocas erosionadas, talladas o pintadas, pequeñas montañas o islas artificiales, creando caminos sobre los riachuelos, cascadas, o creando estanques, en los que encontrarás peces y flores sobre sus aguas.
Entre tanta naturaleza encontramos la arquitectura oriental más típica, como los pabellones que encontramos orientados hacia el sur, que es un gran salón donde recibir a los invitados, en torno al que se dispone el jardín. También encontramos numerosas galerías, realizadas para pasear sobre el recorrido hecho por las rocas, piedras, puentes de madera, y pasadizos secretos entre el bosque de bambú, pinos y arces, característicos de estos paradisiacos jardines.
Nunca encontrarás jardines iguales, cada uno se diferencía del otro en los paisajes, la distribuición y el diseño que cada propietario o artista elige para su rincón secreto, creado para lograr la calma y la armonía. Desde los edificios más emblemáticos, hasta los hogares más humildes, suelen disponer de este preciado rincón, llegando a existir, por problemas de falta de espacio, jardines chinos en miniatura.
Los mejores jardines que se conservan son los existentes en la población china de Suzhou, que fueron creados en la época de máximo apogeo económico del lugar, entre los más impresionantes se encuentran los jardines privados o los imperiales, como el jardín del palacio de verano de Yuanming Yuan, con casi 2.000 años de antigüedad, además de los jardines de los templos, como el de Huang Long Dong.
