SI BIEN CHILE no destaca por su herencia colonial (si se le compara con Perú o México), existen algunos secretos bien guardados como el Centro Patrimonial Recoleta Dominica, muy cerca del cementerio histórico de la capital.
Lo que era el convento de la Orden de los Dominicos pasó hace unos años a manos del ente estatal encargado de todos los museos del país, que no solo ubicó aquí sus oficinas administrativas, sino que además realizó una cuidada restauración del edificio. Lo más notable del proceso es que el lugar se abrió a la comunidad, ofreciendo tres pequeños museos en torno a uno de los patios coloniales de la vieja edificación.
En un ala, el Museo Histórico Dominico expone bienes resguardados por la orden religiosa, desde arte colonial quiteño e imaginería religiosa hasta objetos cotidianos. Al frente, la Biblioteca Patrimonial fundada en 1753 por los sacerdotes permite vislumbrar el diseño de una impresionante colección privada (la más grande de Latinoamérica, según se dice en el lugar), de 115 mil volúmenes fechados desde el siglo 16 en adelante sobre diversas temáticas, no solo religiosa.
Completa el circuito el Museo de Artes Decorativas con su colección de dos mil 500 objetos ornamentales -incluyendo platería, armas, marfiles y porcelanas- exhibidos en vitrinas con una cuidada iluminación, que los convierte en piezas de joyería.
