«Solo para parejas» o «only adults« son algunas de las nomenclaturas con las que se definen los establecimientos diseñados exclusivamente para personas mayores de 18 años y que incluyen restricciones de edad, es decir, no permiten niños y niñas. Buscan atraer a los viajeros que quieren un ambiente más tranquilo y relajado durante su viaje. Esto muchas veces incluye actividades como cenas, degustación de vinos, tratamientos de spa y entretenimiento nocturno. «La estancia es más cara de lo normal, porque buscan más lujo, calidez y experiencias, y no les importa pagar más», explica Pablo Díaz, profesor de turismo de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Durante la década de los años setenta se puso de moda sobre todo en grandes complejos turísticos del Caribe. En su origen, el concepto se dedicaba a parejas provenientes de los Estados Unidos que buscaban vacaciones sin niños para descansar. «Básicamente, era una luna de miel para parejas que duraba entre una y dos semanas, con una experiencia de spa y wellness«, comenta Díaz, que añade que «esta nueva tendencia está enfocada en escapadas de pocos días o de fin de semana sobre todo en la costa, aunque a raíz de la pandemia hay una nueva oferta en zonas rurales como Castilla-La Mancha o el País Vasco».
Turismo enfocado a mayores de 30 años
Según el Instituto Nacional de Estadística de España (INE), en 2019 alrededor de 23,6 millones de turistas extranjeros visitaron España por motivos de ocio, de los cuales aproximadamente 13,3 millones tenían 45 años o más. Esto representa una porción significativa del mercado turístico en general en España. Así, este tipo de turismo parece tener el foco en este nicho de mercado, sobre todo por edad y gasto. «Estos productos están enfocados a mayores de 45 años, y también a jóvenes de entre 30 y 45 años que ven atractivos estos productos. Pero sí que es cierto que el sector turístico se fija en atraer turistas en edad madura porque cada vez hay más y porque su posible gasto promedio es superior«, detalla Díaz.
En España el primero de estos establecimientos denominado «Only Adults» abrió en 2007 en Playa del Inglés, en Gran Canaria. Aunque no es ninguna novedad, este tipo de turismo solo para adultos está viviendo una época dorada. Según un informe de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), el 5% de los hoteles españoles son “sólo para adultos”. «El aumento se debe al dinamismo del sector turístico, que, en búsqueda constante de nuevos y atractivos productos, localiza este para un público interesante parecido al de los double income, no kids (DINKS), es decir, dos sueldos de adultos sin hijos. El gasto medio en este tipo de productos es mayor al de simples estancias turísticas, por lo que resulta interesante a los oferentes«, explica Díaz.
Según Hosteltur, después de la COVID-19, las reservas para parejas se incrementaron un 14%,en 2020 representaron el 51% y en 2021 el 65% de las reservas. «La COVID-19 pudo tener algo que ver al inicio de las caídas de las restricciones, cuando se buscaba distancia social y se venía del confinamiento en familia, con pocas posibilidades de escapadas en pareja. Sin embargo, una vez superada la pandemia, parece más una tendencia impulsada por el sector y los tiempos que por la COVID-19 en sí«, añade. España, en el ámbito europeo, se ha ido posicionando como uno de los países de la Unión Europea con mayor oferta de hoteles exclusivos para adultos, seguida de Grecia y Alemania.
El concepto only adults discrimina y es ilegal vetar la entrada a menores
Jorge Fernández, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, lo clarifica. “Sí, la definición en sí misma comporta un trato desigual al colectivo de menores, que, así planteada, comporta un trato discriminatorio por razón de edad«. ¿Y pueden este tipo de alojamientos denegar la entrada a una familia con hijos menores? «Se trataría de un acto discriminatorio por razón de edad, que atentaría contra el artículo 14 de la Constitución española, establecido en el título relativo a los derechos y deberes fundamentales», explica.
«La práctica habitual no es denegar, sino disuadir a las familias con hijos menores de reservar o contratar alojamientos en dichos hoteles», añade Fernández. Las formas de disuasión son muy variadas: publicidad enfocada a actividades de adultos, inexistencia de animación infantil, de menús infantiles, de camas supletorias o cunas, promoción del hotel como un lugar de descanso romántico, etc. «Se trata de medidas que en principio disuaden a las familias con hijos menores de reservar en dicho tipo de hoteles, sin que conste una expresa prohibición de acceso a los mismos«, afirma.
Hacer la reserva y darse cuenta del error, con la familia y las maletas en el hotel, no les da derecho a trasladar a esos clientes a otro establecimiento. «Si el motivo para justificar el traslado fuese que se trata de un hotel only adults y que los hijos menores no pueden estar en el hotel, sin ninguna duda se estaría discriminando por razón de edad y no sería legal. Lo normal, para no incurrir en dicho acto discriminatorio, es que se haga referencia a otras causas que puedan justificar ese traslado, aderezadas con otros argumentos que hagan para la familia más atractivo el hotel al que van a ser trasladados que aquel en el que hicieron la reserva», advierte el experto en derecho. Los hoteles only adultsse publicitan libremente en webs de reservas y aplicaciones de viajes, a lo que Fernández cree que la Administración debería controlar más este tipo de publicidad. «Las administraciones no son excesivamente activas a la hora de fiscalizar los alojamientos que se publicitan como solo para adultos. Y, en casos de inspecciones, la respuesta de los establecimientos se centra en negar que se prohíba la entrada a menores y a decir que simplemente están enfocados a un público adulto, si bien puede acceder todo tipo de clientes sin restricción alguna en cuanto a la edad. La remisión a un error en la expresión publicitaria suele ser habitual», concluye.
nota prensa uoc