Bañada por el sol y salvaje al sur de la naturaleza y majestuosos Pirineos, esta nación apasionada es obra de una magia misteriosa. España está llena de cientos de brillantes playas, bailaors y bailaoras flamencas que se arremolinan en los volantes de color, y toreros en las plazas de toros. En las vacaciones de verano, se reúnen alrededor de ollas grandes paellas en Valencia, y de jarras de sangría.
Más allá de estas imágenes estereotipadas, un vasto panorama e inesperado se abre ante ti. Montañas verdes esmeralda parecen caer en el salvaje azul del Atlántico en el norte. Castillos majestuosos y solitarios, y ciudades medievales se esparcen por todo el interior. Pueblos blancos en el interior de Andalucía. Rangos accidentados de montaña, como Sierra Nevada (la estación de esquí más al sur de Europa) están cubiertos en todo el país. La música celta de Cantabria, Asturias y Galicia recuerda a las tierras brumosas de Bretaña, Escocia y de Irlanda.
Desde sus restos romanos a palacios musulmanes, desde catedrales barrocas y construcciones modernistas, el país es un cofre del tesoro de las maravillas artísticas y arquitectónicas a través de una paleta cultural sin igual. Más de 30 años de democracia y el rápido desarrollo económico, han impulsado a las ciudades de España a sí mismas, y se adornan con brillantes nuevos. Un ejército de arquitectos locales e internacionales, han dejado una gran cantidad de edificios de firma atrevida, como en Barcelona, Bilbao y Madrid, para nombrar unos pocos.
De arriba y abajo del país, un entusiasmo por la vida crea un ambiente intenso y hedonista en sus ciudades efervescentes. De hecho, si hay una cosa que a nosotros, los españoles nos encantan, es comer, beber y ser feliz, disfrutando de tapas con vino en Madrid y el sur, o su equivalente elaborado en el País Vasco, con los pintxos y la sidra en el norte.
Fuente: propia
