Desde hace muchos años, cada mes de noviembre, se viene celebrando American Indian and Alaska Native Heritage Month, cuyo objetivo es reconocer las importantes contribuciones que hicieron los primeros estadounidenses al país.
Este mes «permite que los nativos de Estados Unidos compartan sus historias y culturas vivas con otros estadounidenses y con el mundo», explica Dennis W. Zotigh, especialista cultural en el Smithsonian National Museum of the American Indian en Washington DC, miembro del Clan Kiowa Gourd y del San Juan Pueblo Winter Clan. Zotigh, descendiente de los jefes Kiowa Sitting Bear y No Retreat, destaca el legado cultural de los nativos americanos, que incluye «su contribución a la Constitución de Estados Unidos” o la agricultura, pasando por el consumo de ciertos alimentos como el maíz, las patatas, los frijoles, la calabaza, los tomates, los aguacates y el cacao, que tuvieron su origen en territorio americano.
Vivir en reservas naturales, en comunión con la naturaleza
Según Sherry Rupert CEO de AIANTA, “es complicado comprender la dimensión de la cultura indígena, pues muchas veces se ve a los nativos americanos y su cultura como un “todo en uno”. La realidad es que alrededor de seis millones de ciudadanos estadounidenses forman parte de las comunidades nativas americanas, y casi una cuarta parte vive en reservas indígenas o en pueblos nativos de Alaska, muchos de ellos parques nacionales o áreas protegidas. Más 570 asociaciones tribales, que se dedican a proteger y conservar el modo de vida y el patrimonio de los pueblos nativos americanos, están reconocidas oficialmente y tuteladas por el gobierno federal como comunidades de derecho propio. Son consideradas naciones soberanas que habitan áreas reconocidas como territorios nacionales, “cada una con su propia historia, cultura, idioma y costumbres, algo de lo que muchos viajeros no son conscientes”, indica Rupert, con una diversidad cultural y geográfica tan amplias como lo es Estados Unidos.
Los nativos ocupaban casi todos los territorios que actualmente son Estados Unidos y Canadá aunque, con la llegada de los europeos, se iniciaron las grandes migraciones que modificaron sus costumbres y el emplazamiento de sus comunidades. Los indios Ojibwa o Chippewa, por ejemplo, ocupaban una gran parte de las tierras que corresponden hoy al estado de Wisconsin y se desplazaron a Michigan, donde hoy vive la mayoría. Los Comanche se separaron de sus parientes, los Shoshone, y poblaron las grandes llanuras de Wyoming, Nebraska, Colorado, Kansas, Nuevo México, Texas y el sureste de Oklahoma. Los Seminola vivieron en Florida durante miles de años y las migraciones les emparentaron con otros pueblos nativos desde la costa atlántica hasta el río Mississippi, del Golfo de México a los Grandes Lagos, formando se conoce como “Cultura Mississippiana”. Las grandes migraciones también forman parte de la historia de los Apache, Cherokee, Indios Pueblo, de la Tribu Crow, los Snoqualmie, los Shoshone-Bannock, los Shawnee, entre muchas otras naciones nativas.
Las aportaciones a la cultura americana de los Nativos abarcan aspectos muy diferentes. Según explica Rupert “no solo en aspectos como la agricultura, donde los nativos americanos fueron los primeros en recolectar productos como patatas, frijoles, maíz, calabaza y demás, tan importantes en la idiosincrasia americana. Sino en la propia estructura del país: muchos de los senderos que crearon los pueblos nativos formaron la base de la mayoría de las vías férreas, carreteras y autopistas de Estados Unidos, y ciudades como Chicago, Detroit, Green Bay, St. Louis, o Kansas City entre otras están edificadas sobre antiguos asentamientos indios que conectaban estas rutas”.
Lo único que no ha cambiado es la importancia del contacto con la naturaleza y los grandes paisajes de Norteamérica, un nexo fundamental entre sus ritos y sus expresiones culturales, que demuestran un profundo respeto por la naturaleza y el entorno.
Artesanía Nativa: autenticidad y arte
Una de las principales actividades económicas de las comunidades indígenas de Estados Unidos es la artesanía, que está protegida por ley por una agencia federal, la Indian Arts and Crafts Board (IACB), que promueve la fabricación de productos tradicionales de las comunidades indígenas para impulsar las economías de las tribus y fomenta el uso veraz de la denominación «Indian-made«, es decir, elaborado por un nativo americano. Bajo su amparo, muchos emprendedores y artistas nativo americanos han iniciado negocios y lanzado marcas de decoración, moda, joyería, cosmética, arte o gastronómicas, que acercan tradiciones milenarias a miles de personas en Estados Unidos y el mundo.
Los nativos americanos también protagonizan diversas exposiciones en museos y tienen un papel relevante tanto en las artes escénicas como en expresiones culturales propias, entre las que destacan los Powwows (cumbres culturales que reúnen a diversas “naciones” indígenas) o los Rodeos, ambos parte fundamental de la experiencia en destinos estadounidenses bautizados con nombres indígenas, como Dakota del Norte y del Sur, Oklahoma, Chicago, Seattle, Minneapolis, el río Mississippi, la bahía de Chesapeake o el río Potomac.
Reservas, museos y paisajes naturales: al encuentro de la herencia nativa
Las comunidades nativas americanas pueblan algunos de los paisajes más hermosos de Estados Unidos. El espectacular Chelly Canyon y las sinuosas montañas rojizas de Antelope Canyon son el hogar de los Navajo; la reserva india de los Blackfeet está enclavada en las impresionantes Montañas Rocosas y el Glacier National Park; y en el monumento nacional Grand Portage, atravesado por un sendero del mismo nombre, vive la nación Ojibwe y es parte de la ruta que usaron los comerciantes de piel europeos durante el siglo XVIII. En la Reserva Nacional Big Cypress, en Florida, rodeada de pantanos y ciénagas viven los Miccosukee y Seminole, que tienen derechos permanentes de asentamiento; y en los pueblos de Nuevo México, entre Santa Fe, Albuquerque y Taos, dorados por la arena y el sol viven 19 comunidades de indígenas Pueblo, que habitan la zona desde hace mil años y que son célebres por sus cerámicas. Estos son apenas algunos de los destinos en donde los visitantes pueden empaparse de parte de la vasta cultura indígena estadounidense.
Diversos museos repasan el patrimonio nativo americano, como el National Museum of the American Indian, parte del Instituto Smithsonian en Washinton DC, que inauguró este 11 de noviembre un memorial a los veteranos nativo americanos. Este centro, alberga más de 12.000 años de historia de más de 1200 culturas indígenas. Las principales reservas indias cuentan también con centros de interpretación propios, como el Cherokee Heritage Center, sobre las laderas de los montes Ozark en Oklahoma, o el Heard Museum en Phoenix, Arizona, que cuenta con una colección de alrededor de 44 000 objetos como textiles Navajo, joyas Zuni y arte indígena contemporáneo.