Varios factores hacen de este espacio natural un lugar único donde poder disfrutar no sólo de sus playas y calas moldeadas por la fuerza del mar, sino también de su singular paisaje interior.
Declarado en 1987 como el primer Parque Marítimo-Terrestre de España, con sus 38.000 hectáreas de extensión, a las que deberemos sumar
otras 12.000 de extensión marítima no sólo cuenta con la protección como Parque Natural, además está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Humedal de Importancia Internacional (Las Salinas del Cabo de Gata) y Reserva de la Biosfera.
Su origen volcánico se deja ver en cualquiera de sus pequeñas calas formadas casi en su totalidad por rocas plagadas de fósiles y magma volcánico, donde el paso de los siglos ha esculpido autenticas obras de arte.
El clima es semidesértico, su bajo índice de precipitaciones anuales y la temperatura media, unos 20° C durante todo el año, le ha dado un aspecto parecido al norte de África, encontrándose en él un paisaje árido, con dunas y zonas esteparias en las que habitan aves tan singulares y escasas en la península como la Alondra de Ricotí, la Collalba Negra o la Ganga Ortega.
Sin dejar de lado su singular, frágil y diversas flora, donde más de 1000 especies pueblan los rincones del Parque Natural, algunas de ellas endémicas del lugar como el Dragoncillo del Cabo, la Clavelina del Cabo, la Amarrilla del Cabo. Sin olvidar, como no, su protegida fauna flora y fauna marítima que será la delicia de cualquier aficionado al buceo.