China endurece las normas sobre baterías externas: lo que deben saber los viajeros frecuentes

China se prepara para dar una vuelta de tuerca a la seguridad a bordo en lo que respecta a las baterías externas —las populares power banks—, y la medida afecta de lleno a cualquier viajero que vuele hacia, desde o a través del país asiático.

A los límites habituales de capacidad que ya marca la normativa internacional para volar con baterías, China quiere sumar ahora requisitos técnicos mucho más estrictos, con el objetivo declarado de reducir al mínimo el riesgo de incendios y explosiones en plena cabina.


De la certificación 3C a la exigencia de “cero incendios”

Hasta ahora, el requisito básico para que una batería externa pudiera viajar en un avión que despegue de China era que contara con la certificación 3C (China Compulsory Certification), un sello de calidad y seguridad similar al marcado CE europeo. Sin ese logotipo visible en el cuerpo del dispositivo, los controles de seguridad chinos ya tienden a confiscar la batería en el aeropuerto.

Pero las autoridades consideran que ese estándar se ha quedado corto ante el aumento de incidentes relacionados con baterías defectuosas o de baja calidad. El Instituto Chino de Normalización en Electrónica ha propuesto un endurecimiento de las normas para junio de 2026 que va mucho más allá de mirar una simple etiqueta.

El nuevo listón es tan gráfico como contundente: las baterías externas que quieran fabricarse y venderse en China para su uso en vuelos deberán cumplir el requisito de “sin incendios, sin ignición, sin grietas y sin fugas”. Es decir, soportar condiciones extremas sin reaccionar de forma violenta ni perder integridad estructural.

La propuesta llega tras una serie de casos de ignición de baterías en pleno vuelo o durante el embarque, que han obligado a desviar aviones o a realizar evacuaciones preventivas. Incidentes similares en todo el mundo han llevado a aerolíneas y autoridades a revisar sus normas sobre el uso de power banks a bordo.


Cómo encajan estas normas con las reglas de IATA

Las nuevas exigencias chinas no cambian un principio básico que sigue plenamente vigente: los power banks deben viajar siempre en el equipaje de mano, nunca en la bodega. Es una regla alineada con las recomendaciones internacionales y la práctica de la mayoría de aerolíneas, que prefieren que cualquier incidente se detecte rápidamente en cabina.

En cuanto a la capacidad, China parte de los mismos límites que marcan IATA y las autoridades europeas:

  • Hasta 100 Wh: permitidas en cabina sin autorización especial.
  • Entre 100 y 160 Wh: normalmente se permiten, pero requieren autorización previa de la aerolínea y suelen limitarse a un máximo de dos unidades por pasajero.
  • Más de 160 Wh: prohibidas en vuelos comerciales de pasajeros.

La diferencia es que, además de respetar esos márgenes, en los vuelos vinculados a China se va a exigir que la batería cumpla estándares de seguridad superiores a los que hoy garantiza la certificación 3C. El objetivo es reducir la probabilidad de cortocircuitos y “fugas térmicas” en baterías de baja calidad, uno de los factores que más preocupan a las autoridades.


Calendario: qué cambia y cuándo afecta a los viajeros

Las nuevas normas no entran en vigor de forma inmediata, pero el calendario ya está sobre la mesa:

  • Hasta el 11 de diciembre de 2025: la propuesta se mantiene en consulta y debate público en China.
  • A partir de junio de 2026: si la normativa se valida, comenzará a aplicarse el nuevo estándar de “cero incendios, cero grietas, cero fugas” para las baterías externas destinadas al mercado chino y al transporte aéreo.

En paralelo, los controles en los aeropuertos del país ya se han ido endureciendo con una interpretación más estricta de la certificación 3C y de los límites de capacidad, especialmente en aeropuertos con mucho tráfico internacional.

Esto significa que un viajero que hoy entra o hace escala en China ya se expone a que le requisen una batería sin marcado 3C o con etiquetado poco claro; y que, a partir de 2026, la criba será aún más dura con modelos antiguos, sin protección interna avanzada o fabricados al margen de los nuevos requisitos.


Impacto en el mercado: más seguridad… y previsibles subidas de precio

El movimiento regulatorio de China también apunta directamente a la industria global de power banks. El mensaje es claro: el certificado 3C ya no será suficiente; los fabricantes deberán rediseñar sus productos para cumplir pruebas más exigentes frente a incendios, fisuras y fugas de electrolito.

Eso puede acelerar la adopción de tecnologías más seguras que las clásicas baterías de litio de bajo coste, como nuevas químicas más estables o diseños internos con mejores sistemas de protección frente a sobrecarga y cortocircuitos. Pero también es probable que se traduzca en un incremento del precio medio de las baterías externas, al depender de materiales y procesos de fabricación más sofisticados.

Para el viajero frecuente, esto se traduce en un escenario con menos power banks “baratos” y sin marca, y más modelos de gama media y alta orientados explícitamente a uso en viaje, con etiquetado claro en Wh y certificaciones visibles.


¿Y qué pasa si solo se vuela dentro de España o Europa?

En España y en el resto de la Unión Europea siguen aplicándose, de momento, las reglas habituales: límites de capacidad (100 Wh y 160 Wh), obligación de llevar las baterías en el equipaje de mano y prohibición de transportarlas en la bodega del avión. Estas normas se aplican bajo el paraguas de AESA y EASA, sin un sello específico equivalente al 3C chino.

Sin embargo, cada vez más aerolíneas están revisando sus políticas sobre el uso de power banks durante el vuelo, e incluso algunas compañías asiáticas han comenzado a prohibir cargarlos o utilizarlos en cabina, aunque sigan permitiendo transportarlos apagados en el equipaje de mano.

Por eso, aunque no se vuele a China, muchos de los cambios que se están impulsando desde ese país pueden acabar influyendo en el diseño de los cargadores portátiles que se venden en Europa y en la actitud de las aerolíneas europeas ante estos dispositivos.


Consejos prácticos para viajeros que vuelen con power bank

De cara a los próximos meses —y especialmente pensando en 2026—, los expertos recomiendan a quienes viajan con frecuencia seguir algunas pautas sencillas:

  • Revisar la etiqueta de la batería y comprobar que la capacidad está claramente indicada en Wh. Si solo aparece en mAh, conviene convertirla antes de volar.
  • Priorizar modelos de marcas reconocidas, con certificaciones visibles (3C si se vuela a China, CE en Europa) y sistemas de protección contra sobrecarga y cortocircuitos.
  • Evitar power banks dañadas, hinchadas o con la carcasa agrietada: son las más propensas a sufrir problemas.
  • Llevar siempre la batería en el equipaje de mano, nunca en la maleta facturada.
  • Si se tiene previsto volar con origen, destino o escala en China a partir de 2026, plantearse renovar los modelos más antiguos por otros adaptados a los nuevos requisitos de seguridad.

Las baterías externas se han convertido en un compañero indispensable de viaje, desde el mochilero que cruza Asia en tren hasta la persona que encadena vuelos de trabajo. El reto ahora es que esa comodidad no vaya en contra de la seguridad a bordo. China ha decidido apretar el paso; el resto del mundo mirará de cerca el resultado, y los viajeros tendrán que acostumbrarse a viajar con power banks menos improvisadas… y bastante más reguladas.

Fuente: Noticias sobre viajes a China

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