De viajes y realidades: una experiencia en Estados Unidos

Hace exactamente un mes (según el tweet que os compartimos abajo), Francis Y (@SoyFYDev) y @POlasoGlez aterrizaron en el aeropuerto de Los Ángeles, llenos de expectativas y emociones encontradas. A pesar de ser la tercera vez que Francis visitaba el país, este viaje estaba destinado a ser único, diferente de cualquier otro que hubieran experimentado anteriormente.

Ya desde el comienzo, un inocente intercambio con el conductor de su autobús plantó una semilla de curiosidad. Al conocer que venían de España, el conductor compartió la perspectiva de su hermano, quien tras vivir dos años en Barcelona, sostenía que Estados Unidos parecía estar dos décadas atrás en comparación.

Con la idea latente, ambos aventureros comenzaron una travesía de 5000 km por carretera, atravesando no solo destinos turísticos icónicos, sino también rincones menos explorados de California, Arizona y Nevada.

Lo que inicialmente parecía una broma se tornó en una serie de descubrimientos sorprendentes. En un mundo cada vez más digital, se encontraron con comercios que no solo rechazaban tarjetas de crédito, sino que aún mantenían prácticas arcaicas, como apuntar manualmente los datos del cliente o requerir firmas en recibos de papel.

La cotidianidad de las cosas más básicas también desafió sus expectativas. Desde sistemas de grifos en baños públicos que parecían salidos de un rompecabezas, hasta duchas que ofrecían una experiencia todo o nada: agua helada o hirviendo.

Los alojamientos, en ocasiones, parecían sacados de una película retro. Encontraron moquetas que contaban historias de décadas pasadas y máquinas de aire acondicionado que, además de ser ruidosas, expulsaban su calor directamente a las aceras, convirtiendo los paseos en una experiencia sauna.

Las carreteras, esas venas que conectan la vastedad estadounidense, ofrecieron una visión mixta de maravillas y desafíos. Desde vehículos que parecían desafiar las leyes de la física, manteniéndose en pie a pesar de su evidente deterioro, hasta señalizaciones que eran prácticamente fantasmas del pasado.

Aunque estas peculiaridades resultaron impactantes, lo que realmente dejó huella en sus corazones fue el duro contraste social observado en ciudades como Los Ángeles y Las Vegas. La indiferencia ante el sufrimiento humano, con personas sin hogar enfrentándose a condiciones extremas, fue una llamada de atención sobre las desigualdades que aún persisten.

Sin embargo, ambos viajeros subrayan que su experiencia no busca pintar una imagen completa o absoluta de Estados Unidos, un país lleno de belleza, diversidad y personas increíblemente amables. Más bien, su relato sirve como una ventana reflexiva sobre cómo, a veces, la realidad puede desafiar las expectativas y cómo es esencial valorar y reconocer las virtudes de la tierra natal.

Después de todo, como Francis y @POlasoGlez aprendieron en su odisea, a menudo hay lecciones invaluables escondidas en las experiencias más inesperadas.

Basado en el Tweet:

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