Desde luego, la cultura es uno de los aspectos más destacados en el plano turístico a nivel mundial, y en este sentido, no podemos deja de señalar la trascendencia que la “fiesta de Mărțișorul” tiene en países como Bulgaria, Rumania y Moldavia, la cual sirve básicamente, para festejar la llegada de la primavera, como en muchas otras partes del mundo.
Sin embargo, en estos países, esta festividad adquiere una relevancia aún mayor, teniendo en cuenta que para muchos residentes locales se trata de un símbolo inequívoco de la victoria del bien sobre el mal, además de otros aspectos positivos de la vida, como puede ser la alegría, la frescura, y la propia felicidad.
Uno de los elementos más clásicos de esta celebración, en tanto, es el relacionado con un regalo que reciben las mujeres, el cual la mayor parte de las veces está relacionado con pequeños adornos decorativos, los que otorgan el nombre a la fiesta, denominados “mărţişoare”.
En general, estos obsequios además van atados de hilos rojos y blancos, ya que éstos son los colores que simbolizan la fortuna y el bienestar a las personas que los reciben, y es común verlas a ellas, hasta dos semanas después de la tradicional fiesta. En algunas acepciones, se considera además que el rojo simboliza la primavera, y el blanco tiene más que ver con la futura llegada del invierno.
En cuanto al origen de esta celebración, si bien el mismo no es conocido con certeza, se sabe que se produce desde hace cientos de años, e incluso algunos especialistas aventuran que estaría directamente identificado con las festividades que los romanos realizaban en homenaje al dios Marte, aunque ello jamás ha sido comprobado, e incluso adaptaciones y variantes de esta misma festividad se pueden encontrar en otros países cercanos, como en los casos de Macedonia y Albania.