La capital de Lituania se encuentra a 165 kilómetros al noroeste de Minsk y a unos 312 del mar báltico y de Klaipeda, el principal puerto lituano. Dentro de los lugares de interes podrás comenzar en Gedimino, considerada la arteria principal de Vilna. Discurre entre la parte moderna y antigua de la ciudad, constituye un punto de partida ideal para un itinerario por la capital Lituania.
La Ciudad Vieja, fundada en el siglo XIII, Vilna llegó a ser capital de la Lituania independiente de 1323 a 1795. Su extensa Ciudad Vieja (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) rodea las ruinas de un castillo del siglo XIV (la torre de Gediminas, todo lo que queda en pie, alberga actualmente el museo del Castillo de Vilna) y contiene una mezquita, una sinagoga y aproximadamente 40 iglesias. El casco antiguo está compuesto por sinuosas calles empedradas que bien merece la pena visitar.
Plaza de la catedral, es el centro neurálgico de la ciudad, fue el escenario de las multidinarias manifestaciones contra el régimen soviético que procedieron a la independencia del país en 1991. La catedral fue construida en el emplazamiento de un antiguo templo dedicado a Perrunas, el dios del trueno. La actual fachada del templo, que ha sido reconstruido hasta en 11 ocasiones data de 1777.
El Parque Kalnu. Junto a la catedral, entre la orilla derecha del río Vilna y la orilla sur del río Neris, se extiende el umbrío parque Kalnu. Del extremo norte de este parque sale una calle que conduce hasta la iglesia de San Pedro y San Pablo, cuyo hermoso interior barroco está decorado con más de 2.000 figuras de yeso. Frente a este templo, se encuentra la explanada de Tuskulenai, donde están entrenadas las víctimas de Stalin.
Además de monumentos, Vilna pone a disposición del viajero diversos comercios para realizar sus compras. Su mercado callejero es digno de mención y las pequeñas tiendas salpicadas por sus estrechas callejuelas son de visita obligada en cualquier paseo por la ciudad vieja.