A solo 40 kilómetros de Sudán se pueden visitar los Templos de Abu Simbel, en donde se puede vivir una leyenda bastante particular.
Este lugar es una de las tantas maravillas que nos aguardan en Egipto, para muchos son las competidoras (en cuanto a su atractivo) de las pirámides de El Cairo.
Este sitio reúne un conjunto de construcciones que forman el Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, sitio que ha sido declarado como Patrimonio Mundial en el año 1979.
Ahí se pueden ver tesoros culturales como los templos dedicados a Ramsés II creado en el siglo XIII aC. En esa época se ampliaron los templos de Abidos y de Amón, en el último se creó una gran sala hipóstila y el templo funerario de Ramesseum en el Valle de los Reyes.
Los templos que puedes visitar son reconstrucciones que se crearon piedra a piedra, recordando los monumentos originales. Actualmente el lugar se encuentra protegido para darle aún un aspecto más primitivo. En la década del 50 la UNESCO juntó fondos para salvar estos tesoros tan importantes.
Entre los años 1964 y 1968 los templos fueron desmontados y luego reconstruidos más arriba del actual emplazamiento, para evitar que sufra los efectos de la naturaleza.
La construcción mayor está dedicada a los dioses Amón, Ra Horakti y Ptah, cuenta con grandes estatuas que se pueden ver en la fachada. La edificación menor se dedica a Nefertari (quien fuera la esposa de Ramsés). En ella se pueden ver seis estatuas, cuatro de ellas reproduciendo a Ramsés y dos a su esposa.
Existen diferentes posibilidades para acercarse al lugar. Si lo deseas puedes hacerlo en un avión o en un barco, también puedes hacerlo por una carretera, aunque los más intrépidos eligen hacerlo atravesando los 300 kilómetros de desierto que unen a Asuán de Abu Sibel.
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