Mérida, la ciudad española que a nivel administrativo funciona como la capital de Extremadura, es una de las localidades a nivel nacional que mayor registro de las actividades del Imperio Romano en la antigua Hispania guarda hasta el día de hoy, por lo que ningún amante de la historia y de la cultura puede perder una visita a este sitio, sobre todo por el grado de conservación de muchas de sus construcciones.
Lo primero que se debe tener en cuenta acerca de la historia de Mérida, en este sentido, es que esta ciudad fue una de las tantas que por aquel entonces se edificaron por pedido expreso del emperador Octavio Augusto, concretamente en su caso poco tiempo antes del nacimiento de Cristo que registra la Biblia hace ya 2013 años.
Lo curioso del caso, es que aunque pronto esta idea quedó anticuada, cuando comenzaron a establecerse las primeras instalaciones de lo que hoy es Mérida, muchas de las cuales de hecho aún se mantienen en pie, se consideraba que la ciudad llegaría a ser un centro de descanso y entretenimiento para los soldados romanos que llegaban heridos de las batallas y se convertían en veteranos de guerra.
Con el correr del tiempo, Mérida fue creciendo, hasta el punto de convertirse en capital de todo el Reino Visigodo de Hispania en el siglo VI, y más allá de las invasiones bárbaras en un principio, las recuperaciones, y las posteriores invasiones musulmanas, muchos de sus monumentos levantados por los romanos fueron respetados por los conquistadores.
De hecho, aún en la actualidad podemos observar el excelente estado en el que se encuentran sitios como por ejemplo el Anfiteatro, el Circo Romano, los puentes romanos, el Acueducto de los Milagros, el Templo de Diana, el Arco de Trajano, las casas del Anfiteatro y de Trajano; aunque si tenemos que mencionar especialmente uno que haga las delicias de los turistas, ese es sin dudas el Teatro Romano.