Entre todos los encuentros culturales y festividades que se producen en el territorio belga, sin lugar a dudas uno de los más interesantes es el famoso Carnaval de Binche, el que atrae a turistas de todo el mundo, y especialmente provenientes de Francia cada año, siempre durante el mes de febrero, llevándose a cabo en la ciudad del mismo nombre.
Aunque esta celebración cuenta con una historia riquísima, en la actualidad el festejo consta de dos partes bien diferenciadas. La primera de ella tiene siete semanas antes del comienzo del Carnaval en sí mismo, aunque se la considera parte del evento. Cada domingo, hasta el día del propio festejo, se realizan distintas ceremonias, que por lo general contemplan bailes, actos teatrales, y muchas de las preparaciones.
Luego sí, el acontecimiento principal del Carnaval de Binche tiene lugar en la plaza central de la ciudad, donde muchas de las personas que asisten al mismo se visten de “gilles”, semejantes a payasos, los cuales avanzan firmemente al sonido de los tambores. De la misma manera, aparecen en escena los “arlequines”, quienes están compuestos sobre todo por los niños de la ciudad, el campesino que preside la celebración, y los “pierrots”.
Ya entonces, si nos metemos en la historia de este evento, debemos decir que las primeras informaciones sobre su existencia datan del año 1549, aunque según algunos historiadores también se llevaban a cabo festejos similares en el siglo XV, buena parte de ellas relacionadas con las fiestas propias de la cuaresma.
Finalmente, tampoco se puede dejar de señalar que en el año 2003, el Carnaval de Binche fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO, siendo inscrito en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y llevándose la celebración, con la mayoría de sus características, a sitios como especialmente el norte de Chile.