Existen muchísimas formas de realizar viajes en todo el mundo, y una de las que se ha vuelto extremadamente buscadas en los últimos tiempos consiste básicamente en viajar solos. Es decir, escoger un destino y lanzarnos a la aventura sin amigos, familia ni nadie que nos espere en el sitio que hemos elegido para pasar nuestras próximas semanas. Por eso, creemos que algunas interesantes indicaciones pueden serte útiles en este sentido.
Lo primero que podemos recomendarte en estos casos, es que priorices la posibilidad de establecer contacto con los habitantes locales, sobre todo cuando apenas tengas noción del idioma y de las costumbres. En estas situaciones puedes apostar por alojarte en pensiones, albergues y establecimientos con régimen de alojamiento y desayuno, ya que de seguro coincidirás con personas de distintas partes al menos al comenzar el día.
En la medida de lo posible, conviene que las primeras horas, y mejor aún los primeros días, los guardes especialmente para conocer las costumbres y las formas del destino que hayas escogido, hasta aclimatarte un poco a su modo de vida. Si escoges algún restaurante no demasiado caro, y en alguna zona movida de la ciudad, también tendrás la oportunidad de conocer a alguien nuevo, siempre con los cuidados del caso.
También en muchos países que están acostumbrados a recibir turistas solitarios, se han puesto muy de moda en los últimos tiempos las denominadas “mesas comunes”. A menudo también ofrecen Wi-Fi gratuito para no perder el contacto con los tuyos pero nosotros los aconsejamos porque así también podrás conocer nuevas personas.
Otra cuestión a considerar tiene que ver con intentar comer siempre en los mismos sitios, para al menos hacerte amigo del personal, y así poder tener alguien de confianza en caso necesario. También puedes llevarte una buena cantidad de libros para leer, planear siempre el efectivo que llevas, comunicarte al menos una vez por días con tu familia, y guardar siempre los objetos importantes en el mismo sitio.