Curitiba, capital del estado de Paraná, la gema del sur de Brasil que, junto con las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro se destacan por su excelente infraestructura y calidad de vida. Desde hace unos años es considerada uno de los mejore lugares para vivir y visitar. Si hay un color que la define, ése es el verde, esta considerada la «capital ecológica». Lo primero que salta a la vista al hacer pie en Curitiba es la gran cantidad de jardines llenos de flores y sus más de 30 parques y plazas que conviven con sus anchos bulevares y construcciones de diseño moderno.
Uno de los paseos más característicos es por el Jardín Botánico, delineado según los jardines franceses y lleno de deliciosos senderos y cientos de especies arbóreas autóctonas y de otras latitudes. Además están el Bosque Alemán; el emblemático ojo del Museo Niemeyer; el bello Parque Municipal de Barreirinha; repleto de araucarias, y el Barigui, un gigasntesco parque de 1,4 millones de metros cuadrados, donde se pueden ver desde zorrinos hasta garzas blancas. En ellos, las opciones de ocio se multiplican al infinito en el Museo del Automóvil y otros centros de exposiciones donde el arte y las actividades son una constante.
Todo paseo por esta metrópoli merece una visita por el centro histórico, donde se pueden contemplar edificios antiguos muy bien conservados. En este rincón de la ciudad es posible ver obras arquitectónicas con sello alemán que data del siglo XIX, y reliquias como la iglesia de la Orden Tercera de San Francisco, de 1737, o la Casa Romário Martins, del siglo XVIII, por mencionar algunas. A la vez, allí contrasta el Memorial de Curitiba, una modernísima estructura de vidrio y metal que alberga exposiciones de todo tipo.