Cuando hablamos sobre el imperio romano y la cultura que desarrolló ésta civilización, solemos apuntar nuestra vista hacia la inigualable Roma, la autentica cuna de esos fieros hombres que, de campesinos, pasaron a ser dueños de todo el Mediterráneo, y mucho más allá. Pero lo cierto es que para deleitarse con los estudios de la cultura romana, y poder apreciar la forma de vida de los ciudadanos, su organización urbana, sus diversiones y su arte, hay un lugar mejor que Roma, y ese es Pompeya, la famosa ciudad sepultada por la lava del Vesubio.
Ubicada cercana a la bahía de Nápoles, de haber sido una ciudad anónima y que casi no figura en la historia del Imperio Romano, el cataclismo natural que sufrió y por el cual se vio sumergida durante siglos en una cobertura petrificada de lava, le permitió catapultarla a la fama como una autentica joya arqueológica y antropológica, pues el hecho de haber sido literalmente sepultada por la lava volcánica, permitió que todas su estructuras y elementos que la integraban en el 79 d.c (año de la erupción del Vesubio) permanecieran tal como si la ciudad siguiera en pleno funcionamiento, pudiéndose apreciar además sorprendentes cadáveres de personas y animales en las posiciones en que fueron sorprendidos por la lava volcánica.
Actualmente, Pompeya es de los destinos turísticos más importantes de Italia, y sin duda que de los yacimientos arqueológicos más insignes del mundo entero, pues con el inestimable trabajo de cientos de arqueólogos se ha podido restaurar buena parte de esta ciudad, sacando a la luz templos, espacios públicos, casas de familia, calles empedradas, y toda una urbanización que, al recorrerla, sorprende por su alto grado de conservación.
Por supuesto que los circuitos turísticos no abarcan toda la ciudad, pero seguramente con cualquiera de ellos puedas disfrutar la famosa Casa del Fauno, una vivienda noble que lleva ese nombre a partir de una cómica figura del estanque central de la casa, la que además conserva unos bellísimos frescos de vividos colores y todo tipo de temas, que además se repiten por toda la ciudad, y conforman uno de los principales legados pictóricos de la cultura romana.