Los símbolos hacen a la cultura de las naciones, y si pensamos en algún que se encuentre sumamente arraigado en el reconocimiento popular, debe haber pocos ejemplos tan claros como los del Hombre de Oro de Issyk, ubicado en Kazakstán, y que pertenece según los especialistas, a un esqueleto de un príncipe o princesa que se calcula que tenía unos 18 años, y cuyo cuerpo podría tener más de 2.500 años.
De hecho, los científicos, si bien no han podido calcular exactamente en qué momento de la historia anterior al nacimiento de Cristo vivió este aspirante a rey, sí se saber que el mismo pertenecía a la realeza del pueblo escita, una cultura indoeuropea de las estepas del norte del mar Caspio y originario de la cuenca del río Volga o de la zona de Asia central, alrededor del año 700 a. C.
Lo que sí se conoce en torno a esta emblemática figura, es que la misma fue hallada en el año 1970, considerando que la descubrieron arqueólogos rusos en un antiguo recinto funerario de la época, en la región de Issyk, de donde toma su nombre. Incluso, se cuenta que junto al cuerpo de este antiguo noble, también se encontraron otros elementos de valor, como por ejemplo la vestimenta completa de un guerrero y numerosos objetos de oro, con lo que se supone que se honraba su muerte.
En la actualidad, se considera al Hombre de Oro de Issyk como uno de los símbolos nacionales más importantes de Kazakstán, motivo por el cual es probable que todos los turistas que se quieran llevar un souvenir del país, observen en la mayoría de las vidrieras céntricas de las grandes ciudades locales, muñecos personalizados de este personaje.
Incluso, el Gobierno nacional lo ha destacado como un símbolo patrio, y su figura puede observarse, en un tamaño mucho más acorde al real, en la principal plaza de la localidad de Almaty, la más importante del país, en donde se hace referencia al apoyo espiritual que el personaje brindó para la independencia de la nación.