Una de las claves a la hora de visitar Brasil tiene que ver las bellezas naturales que se despliegan a lo largo del territorio de este país, y entre ellas, no podemos dejar de mencionar a las islas de Fernando de Noronha, un archipiélago volcánico que se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de los visitantes de todo el mundo que llegan a Sudamérica.
Ubicado a orillas del océano Atlántico, a 545 kilómetros de la ciudad de Recife, capital de Pernambuco, una de sus particularidades es justamente que se encuentra a varios cientos de kilómetros de los principales centros civiles y asentamientos de miles de personas de esta parte de Brasil, por lo que las visitan suelen alagarse por varios días en los pequeños establecimientos de sus alrededores.
Además, buena parte de los sitios que conforman las islas de Fernando de Noronha, han sido declaradas Parque Nacional Marino por el gobierno del país, así que la permanencia en ella está terminantemente prohibida, de modo que debemos ceñirnos a las que han sido habilitadas para turismo, además de las actividades de investigación. Incluso, en 2001, el archipiélago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una de las claves para entender la enorme cantidad de personas que apuestan por Fernando de Noronha a la hora de organizar sus vacaciones, tiene que ver directamente con que se trata de uno de los mejores puntos de Brasil a la hora de bucear, con la existencia de una impresionante cantidad de escuelas e instructores.
Entonces, este centro de ecoturismo, tal vez uno de los más importantes de Brasil, propone a los recién llegados normas muy estrictas de preservación del lugar. El turista típico que llega aquí no busca grandes comodidades, sino que es un amante real de la naturaleza, y quiere disfrutarla muchísimo, sobre todo en cuanto al buceo, claro está.