En 1535 se inicia la construcción de una primitiva iglesia pequeña y rústica, entre la Plaza Mayor y la Calle de Judíos, que luego se convertiría en la Catedral de Lima. Con el pasar de los años, se le harían mejoras y reformas hasta que en 1622 se celebra la primera misa en la tercera catedral ya terminada.
Diversos cambios de gustos a lo largo de los siglos, además de las reconstrucciones obligadas tras varios terremotos, han dado como resultado un impresionante estilo barroco, reflejado en el mobiliario y las intricadas tallas de los bancos del coro, aunque uno de sus mayores atractivos es la capilla de mosaicos multicolores que contiene la tumba del conquistador español Franciso Pizarro.