Mechelen es una ciudad pequeña y provinciana, situada a medio camino entre Bruselas y Amberes atrae a los viajeros, desviándolos de las grandes ciudades. Mechelen, el centro del arzobispado belga desde 1559, continúa siendo, además, un centro religioso importante. El paseo de las torres a la orilla del río Dyle incluye ocho iglesias católicas, la mayoría de ellas llenas de tesoros artísticos. La Catedral de San Rumoldo, el punto de visita más famoso de la ciudad, y la de San Juan.
Un edificio del siglo XV, construido como centro de comercio para los monjes, es ahora el lugar de producción de uno de los tesoros nacionales de Bélgica. De Wit Royal Manufacturera es una fábrica con tradición donde se tejen y reparan tapicerías bajo pedido para una clientela de nivel mundial.
Lo inolvidable de esta ciudad es el sonido de las campanas que periódicamente invade Mechelen. De pronto puede ser una melodía de Mozart y en otro momento el alegre Submarino Amarillo de los Beatles. Esta metrópoli es la sede de la Escuela Real de Carillón Jef Denyn, la primera de su tipo, que ya tiene 87 años. El museo de la escuela, situado dentro de una mansión gótica, exhibe la campana más antigua de Bélgica del siglo XIII y el carillón más antiguo del mundo, de 1679.
Dentro de sus lugares típicos podrás ir: A la panadería Vanderbeek, donde podes probar las galletas favoritas de Carlos V Conocidas como manblussers, palabra que identifica también como apodo a los habitantes de Mechelen. Una vez satisfecho el antojo dulce busca la Cervecería Het Anker para refrescarte con la bebida favorita de Carlos: la Carolus Ambrio. Una morena clara cuya receta data del siglo XIV. Invariablemente resulta el brindis perfecto para celebrar el pasado, presente y futuro de la pintoresca ciudad de Mechelen.
Puedes llegar a Mechelen desde Bruselas (32 kilómetros al Norte) o desde Amberes (24 kilómetros al Sur) por tren.