Turquía es uno de los pocos destinos en el mundo entero, en el que podemos sentirnos tan arropados por los recintos culturales que allí se han construido a lo largo de la historia, como por los magníficos paisajes naturales que los rodean. Sin embargo, remitiéndonos en esta oportunidad sólo al primero de los apartados, debemos hacer hincapié en una de sus iglesias más famosas, la de Santa Irene.
En concreto, se trata de una muy importante una iglesia ortodoxa, que se encuentra situada en el primer patio del Palacio de Topkapı en la ciudad de Estambul, Turquía, y que si bien requiere de un permiso especial de entrada para poder recorrer su interior, bien vale la pena realizar los trámites correspondientes, y poder deslumbrarnos con su interior.
La historia
En cuanto a los orígenes de la Iglesia de Santa Irene, en tanto, debemos decir que la iglesia fue fundada en el siglo VI, aunque poco queda de aquella, ya que sería dañada doscientos años más tarde, momento en el que el emperador Constantino Vordenó su restauración y decoración con mosaicos y frescos, y cuando empezó a adquirir el color que hoy se le conoce.
El estilo
Además, desde entonces, y a partir de algunas otras restauraciones y construcciones complementarias, la Iglesia de Santa Irene comenzó a adquirir características que la diferencia de otras iglesias locales, como por ejemplo una espectacular y gigantesca cruz negra y dorada, además de varios elementos pertenecientes al estilo bizantino.
En cuanto a la formación actual de la iglesia, por último, es importante saber que posee unas dimensiones de 100 por 30 metros, además de presentar lo que se denomina una “planta basilical romana”, y una nave central. Incluso, desde hace tres décadas funciona como sala de conciertos, cuando en Estambul se lleva a cabo el Festival de Música local.