Aunque oficialmente se la denomina “Al-Masjid Al-Nabawi”, en Arabia Saudita este sitio religioso es más conocido como “La Mezquita del Profeta”, y no sólo eso, sino que se trata de uno de los primeros sitios que las personas que arriban al país se interesan en conocer, dada la suma importancia del mismo para el islamismo, al punto de ser considerado como la segunda mezquita más santa, sólo por detrás de la de Al-Haram d’Al-Masjid, ubicada en La Meca.
En este sentido, y a pesar de la imponencia que tiene la actual Mezquita del Profeta, debemos decir que la misma se encuentra en un sitio que ha sido utilizado prácticamente desde siempre para el culto religioso, al punto de que allí existía antes otra mezquita, mucho más pequeña, la cual fue construida ni más ni menos que por Mahoma, siendo una de sus tantas obras terrenales, e incluso, el sitio donde descansan sus restos mortales.
Justamente, fue la formación e institución de Arabia Saudita como país independiente el primer paso para la ampliación de la Mezquita del Profeta, al punto de ser considerada una de las más espectaculares también por su arquitectura en la actualidad, y sobre todo desde la última renovación, impulsada por el millonario rey Fahd.
De hecho, fue el mismo quien el día 29 de octubre de 1985, puso la primera piedra de una nueva ampliación, la última hasta el momento, que le ha permitido a la Mezquita del Profeta, contar con una superficie superior a los 150.000 metros cuadrados, además de acoger a más de 250.000 fieles al mismo tiempo, con espacio para todos sus rituales.
Anteriormente, del mismo modo, otra de las ampliaciones importantes de la mezquita fue la sucedida en el año 1813, por obra del Sultán Mahmoud II, quien construyó una nueva cúpula en la habitación del profeta Mahoma, además de otras restauraciones. Sin embargo, desde ese momento y hasta 1985, la gran afluencia de peregrinos dañó el lugar al punto de que debió ser refaccionado nuevamente.