Las plazas son sitios turísticos en casi cualquier ciudad del mundo que visitemos, y si hablamos de Berlín, la capital alemana, no puede ser esta la excepción. Por eso, mencionar Potsdamer Platz es casi un hecho obligatorio para quienes quieren conocer uno de los sitios más transitados de esta ciudad germana, y que contempla una impresionante cantidad de actividades, tanto comerciales como culturales.
Entre las características que hacen a la historia y a la trascendencia de esta plaza, podemos mencionar una muy curiosa, y es que aquí se instaló el primer semáforo de la historia, tal y como los conocemos hoy en día, aunque como sucedió con muchos de los elementos que podemos encontrarnos en el lugar, sucumbió el mismo frente a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, más allá de la importancia que esta plaza ha revestido en toda Alemania a lo largo de la historia, se debe señalar que la refundación de la misma luego de los bombardeos, le ha permitido aparecer incluso con mayor trascendencia que antes, a partir de nuevas construcciones, y elementos culturales distintivos, como por ejemplo el ya clásico Festival de Cine de Berlín, conocido en la jerga como “Berlinale”.
En este sentido, y aunque el lugar no era más que un cruce de caminos, de los tantos que se hallaban por las entonces fronteras de la ciudad, todo cambió en 1838, cuando se inauguró a pocos metros la primera estación de trenes de la zona, lo que le permitió adquirir un crecimiento realmente inusitado, y que se mantiene hasta el día de hoy.
A nivel histórico, incluso, el momento de mayor esplendor de la Potsdamer Platz se produjo luego del año 1871, cuando se estableció el Imperio Alemán, que le permitió contar con muchas de las construcciones que se recuerdan hoy sólo mediante fotografías, pero algunas de las cuales tienen sus ruinas a disposición de los turistas, para sus visitas.