Toro Muerto, es uno de los repositorios más notables en cuanto a petroglifos del mundo. Oculto en un barranco a tan sólo 160 kilómetros al noreste de la ciudad de Arequipa, en dirección a Cotahuasi.
Estos petroglifos están grabados en la roca, y están hechos a mano. Estos petroglifos eran una forma de comunicación a través de símbolos, hechos antes que se inventara la escritura. Toro Muerto es un lugar idóneo para los aficionados a la fotografía. Un sitio prometedor, sin sombras ni reflejos, que garantizan buenas imágenes.
Toro Muerto es el mejor sitio para tener buena información acerca del pasado del lugar, ya que el propio museo, tiene escasa información y material que mostrarles. Toro Muerto tiene unos cinco mil bloques de piedra volcánica dacita y toba. Su antigüedad debe ser de unos 1.000 años.
Estos asentamientos fueron centros de rituales por miles de años. Los petroglifos de Toro Muerto fueron un alivio de la sequía y los desastres climáticos causados El Niño durante largos períodos de tiempo. Los que hicieron estos petroglifos en el pasado, fueron los viajeros, agricultores y pastores.
Para tallar las piedras, se hacía un surco profundo, trabajado con hachas de piedra dura. Las rocas de Toro Muerto muestran antropomorfas representaciones fitomorfas, zoomorfas y geométricas. Se pueden ver figuras humanas, grupos de danzantes, tocados, máscaras, camélidos, aves, águilas, cóndores, cuadrúpedos, felinos, serpientes, pez gato, ojos llorosos, líneas rectas, puntos y líneas.
Como era de pensarse, las tallas reflejan el estilo de vida de los habitantes por aquel entonces. Hay otras regiones de los Andes, donde los bailarines también aparecen en las tallas, aunque en posiciones diferentes.
Las piedras que se ven con una especie de emanación saliendo de la boca de personas y animales, se interpreta como la comunicación entre las personas y los animales.
Las rocas talladas por los Huari, Chuquibamba e Incas, han dejado un legado cultural que sido declarado Patrimonio Nacional del Perú. Aún así, hay muchos daños causados por causa del hombre, que destruyen y roban. Todavía recuerdo a ese hombre que rayo unos muros en una ciudad peruana, y fue llevado preso por varios meses, hasta que consiguió la libertad condicional. Las penas para los que son sorprendidos dañando las reliquias son muy altas, y ser extranjero podría ser un agravante. Así y todo, visitar estos sitios es una maravilla.
Vía: Livinginperu