El éxito de las Termas de Chillán se explica por ser no solamente el mejor complejo de esquí del sur de Chile, sino que es también un centro termal con aguas minerales que llegan directo del volcán Chillán.
Más allá de las termas, Chillán se diferencia de otras estaciones de esquí chilenas por dos razones. Una, está abierta todo el año. Tiene golf, tenis, caballos, canopy, casino y hasta paintball, ese juego en el que dos equipos se disparan entre sí con balines de pintura.Dos, el resort está a 1.650 metros de altura, no tan alto como sus vecinos del norte, por lo que los cerros están poblados de lengas, ñires y cohiues que se cuelan en los caminitos de montaña y entre las mismas canchas, como llaman los chilenos a las pistas. El centro tiene 29 de éstas, incluida la que ostenta el título de ser la más larga de América del Sur. Se llama las Tres marías, tiene 13 km, escoja, ancha y con un bosque nevado en la base.
Después de un día intenso de esquí, muchos de los pasajeros del Gran Hotel se deshacen de guantes y camperas, se calzan la bata blanca y enfilan derecho a la pileta de aguas termales. Porque además de los masajes a la carta en el spa –con una variadísima selección de terapias: talasoterapia, masoterapia, aromaterapia, hidroterapia, etc.- esta aguas son una opción infalible para relajarse. Se mantienen siempre a 38 grados, concentran unos 26 minerales y se pueden disfrutar hasta la una de la mañana.
Esta actividad disuelve el estrés, pero no el hambre. Por suerte, en el restaurant Shangri-lá hay un buffet que desborda de ceviches y frutos de mar. Así, la espera del plato principal deja de parecer una eternidad. Y para despedir la noche, está el pub del casino, donde un imitador del eterno ícono del rock, Elvis Presley se contornea al ritmo de sus temas