Hazte con unas buenas lentillas nocturnas para ver esta preciosidad, el Marina Bay Sands, visita obligada dentro de Singapur, y, a buen seguro, uno de los edificios más singulares, y, sobre todo, espectaculares del mundo.
Digo lo de las lentillas porque, si bien el complejo hotelero es increíble de día, de noche está más que iluminado y se contempla desde buena parte de la ciudad, sobre todo desde la parte sur, y, verlo en el horizonte, es una de las sensaciones más increíbles que he tenido a la hora de contemplar una edificación.
En sí, el complejo de Marina Bay Sands «no es más» que tres torres de hoteles, con un casino y centro comercial en su interior, pero, unidas en su parte superior en lo que es una gran piscina «sin borde» y construido el recinto de la piscina de tal manera que parece que hayan puesto un barco ahí arriba.
En total, en números, el complejo lo forman más de 2500 habitaciones de hotel, un centro de convenciones realmente grande, de ciento veinte mil metros cuadrados, un centro comercial, un museo, dos teatros, seis restaurantes que los llevan chefs de reconocido prestigio, dos pabellones flotantes y un casino con 500 mesas.
Más datos increíbles, por supuesto, la piscina está más allá de la planta 55, tiene 150 metros de largo y tiene la plataforma más grande del mundo, ni más ni menos de 67 metros.
Si a esto le unimos las increíbles vistas del skyline de la ciudad financiera que se puede ver desde allí, lo hacen una visita más que obligada, aunque es un pelín caro, si te dejas caer por esta ciudad-estado.