Como testigos fieles de la colonización española en América Latina, las Ruinas de San Ignacio se mantienen aún en pie, listas para ser visitadas por todos los turistas que lleguen a la provincia argentina de Misiones, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Posadas, la capital local, siendo uno de los archivos culturales e históricos más ricos de todo el continente.
Lo interesante del caso es que las Ruinas de San Ignacio plantean además modificaciones naturales que ha sufrido el terreno que allí se localiza desde tiempos inmemorables. Incluso, los especialistas sostienen que el mismo ha sido habitado desde unos 10.000 años atrás, con el desplazamiento de grupos conocidos como los kaingangs o los guayanas.
Estos restos de construcciones, que llevan su nombre en honor a uno de los sacerdotes más queridos de la historia del lugar, San Ignacio Miní, quedan en pie a pesar del accionar del dictador paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia, quien acabó con buena parte de ellas durante el siglo XVIII, aunque las mismas fueron restauradas parcialmente algunas décadas más tarde, y terminaron por ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1984.
Una de las mejores recomendaciones que se le pueden hacer a la gente que se acerca a visitar las Ruinas de San Ignacio, tiene que ver con el hecho de visitar el Centro de Interpretación que se halla a pocos metros de las mismas, donde se explica a los turistas en qué contexto determinado se desarrollaban las actividades de los jesuitas, para así poder entender mejor luego las historias que entrañan esos muros.
Al salir de allí si, estamos listos para arribar a la Plaza de Armas, que se encuentra básicamente rodeadas de decenas de construcciones, aunque se cree que llegaron a ser más de 4.000 en la zona. Una de las más bellas es, como no podía ser de otra manera, la Iglesia de San Ignacio Miní, de piedra roja muy característica del lugar, realmente imperdible.