Nuevas modas se imponen en todas las industrias del mundo, y obviamente la de los viajes y la diversión en nuevos destinos no puede estar exenta. Si en los último años la idea de la mayoría de los turistas, sobre todo los jóvenes, tenía que ver con disfrutar de un espiral sin salida de cansancio y adrenalina, ahora muchos de ellos optan por una alternativa que consideran igual de válida, y que se ha denominado “Slow Travel”.
Es que si antes, cuando realizábamos un viaje organizado, podíamos tener probablemente la intención de meter la mayor cantidad de actividades posibles en un día, ahora la idea tiene que ver con disfrutar no sólo del sitio en el que nos encontramos, sino también de un modo de vida completamente diferente al que podemos llegar a acceder una vez que regresemos a casa.
El Slow Travel tiene que ver con deshacerse un poco de las actividades turísticas que se pueden llegar a realizar en el sitio de destino, y se relaciona más con la posibilidad de poder aclimatarse uno a las culturas locales, incluso al punto de detenerse y ponerse a charlar o compartir con las gentes, y así lograr llevarse algo más que el recuerdo de una excursión.
Slow Travel o American Way of Life
Los expertos en la materia no han dudado en señalar que esta nueva forma de viajes puede traducirse casi que de forma automática, en una dicotomía que desde hace tiempo tienen los seres humanos, y que se resumen en la elección entre el Slow Travel o el American Way of Life. Es decir, tomarnos el tiempo para disfrutar de lo que nos rodea, o hacer todo lo posible en el menor tiempo.
Obviamente, como se podrá observar, el Slow Travel tiene algunas características que lo diferencian del otro modo de vivir y de viajar, como por ejemplo que requiere de menos cantidad de dinero, más días de vacaciones, y obviamente, los destinos escogidos tienen más que ver con la cultura a la que se accede que con los parajes naturales o la parafernalia que los rodea.