Esta ciudad del amazonas peruano, al noreste de Lima, es una caja de preciosas sorpresas, por su rica y variada flora y fauna.
Me habían dicho que Tarapoto era una clásica ciudad de la selva pero para mí, que nunca había estado cerca al Amazonas, fue ese delicioso olor a tierra mojada después de la lluvia, palmeras y música tropical. Como con aquellos lugares con personalidad propia, la conexión es inmediata en este lugar de la selva alta del noreste peruano, ubicado en el departamento de San Martín, a poco más de una hora en avión de Lima.
Al llegar, muchos turistas van hacia los hoteles fuera de la ciudad, pero para conocer Tarapoto de verdad hay que quedarse por lo menos un día ahí. Una de las cosas que más me gustó fue la sensación de aventura y libertad en la vida cotidiana; gracias a las motos. Por todos lados vimos señoras bien arregladas, hombres con aire rudo y familias de hasta tres miembros, montados en motocicleta. Y como en moto la vida es más sabrosa, decidimos hacer lo mismo.
Prácticamente en cada esquina hay pequeños negocios que alquilan desde una simple 90 (para los novatos como yo) hasta una 1200 (para los más avezados). No hay necesidad de tener un mapa a la mano, déjese llevar por su instinto. Puede ser un paseo por la plaza y otro hacia donde la calle deja de ser afirmada, para estar en mayor contacto con la naturaleza y tener más espacio para aprender a maniobrar. Otra cosa serían las grandes ciudades si los automóviles desaparecieran y uno tuviera que andar en moto. Estoy segura que habría menos estrés y la gente andaría más feliz, como en Tarapoto.