La Segunda Guerra Mundial ha sido sin dudas uno de los mayores flagelos que afrontó la Humanidad en el Siglo XX. La tragedia absurda fruto de absurdas ideologías, marcó para siempre el corazón y la historia de quienes debieron padecer en carne propia la persecución, la tortura y la muerte.
Uno de los máximos exponentes de este infierno es hasta nuestros días el emotivo «Diario de Anna Frank«, aquella pequeña que debió esconderse junto a su familia en una pequeña buhardilla y que logró escribir en la pesadilla de su cautiverio, un libro que evoca el sufrimiento de una época de horrores indescriptibles al tiempo que enarbola la esperanza como una forma desesperada de aferrarse a la vida. Hoy aquel refugio es un particular museo que merece una visita en tu paso por Amsterdam…
La vivienda sirvió de refugio a los ocho integrantes de la familia de Otto Frank, entre ellos Anna, que ni bien ingresó al escondite comenzó a escribir su famoso diario, narrando las interminables horas de una pesadilla. En el patio trasero aún pervive el roble que Anna podía ver desde una pequeña ventana, la estantería giratoria que disimulaba la entrada al escondite y muchas pertenencias de la familia que mueven indiscutiblemente a la emoción.
La casa funciona como museo desde 1960 y recientemente ha recibido una importante restauración para una mejor organización de las visitas y las salas de exposición. Está ubicada en el centro de la ciudad, su visita toma aproximadamente una hora y las entradas pueden adquirirse anticipadamente vía Internet.
El importe percibido por las entradas de más de un millón de turistas por año, permiten a la fundación llevar adelante proyectos educativos, de investigación y apoyar a programas internacionales contra la discriminación y las persecuciones políticas.
Visitar este pequeño reducto en el corazón de Amsterdam modifica para siempre la visión que el viajero pueda tener de una de las peores etapas de nuestra historia reciente.
Más información en www.annefrank.org