Visitar La Guardia será una cita obligatoria si quieres disfrutar de la naturaleza en estado puro en uno de los parajes más bellos, pero a la vez olvidados, de la geografía española. Con la presencia del Monte de Santa Tecla como testigo de este encuentro, que en ningún momento te dejará indiferente, aunque podrás descubrir otros lugares igualmente excitantes.
Hay muchos motivos para visitar La Guardia, un pueblo pesquero pontevedrés que está ubicado justamente en la desembocadura del Río Miño. Siendo la última localidad española antes de adentrarse ya en tierras portuguesas. Y que cuenta con muchos alicientes como para que en los próximos días sea testigo de tu visita. Cuenta con suficientes propuestas como para que no te sientas defraudado por esta elección. Además será el punto de partida para subir al Monte de Santa Tecla, uno de los lugares de España que ofrece una de las mejores panorámicas que pueden visualizarse en estos momentos.
Eso sí, si quieres llegar a este destino, hazlo en tu propio coche, ya que no está conectado por ferrocarril, y las líneas de autobuses solamente enlazan con Vigo. Aunque, por el contrario, te servirá para admirar otras localidades limítrofes de singular belleza. Santa María de Oya, El Rosal o Tuy serán algunas de ellas. Con la ventaja que podrás realizar este viaje en cualquier momento del año, ya que su clima siempre es muy estable. Sin mucho frío, pero tampoco calor.
Subida al Monte de Santa Tecla
Si tu deseo es pasar una jornada realmente inolvidable será mejor que dejes el coche aparcado, y te pongas calzado deportivo y ropa cómoda, y dediques la jornada para realizar a pie la subida a una de las cimas más representativas, no solamente de Galicia, sino de toda España. Solamente por ello merecerá la pena visitar La Guardia.
Consiste en una marcha de unos 7 kilómetros por una serie de atajos hasta llegar arriba, a 370 metros de altitud. Las vistas te sorprenderán, no lo dudes. No en vano, tendrás delante de tus ojos, no solamente a los pueblos situados en la zona, sino el norte de Portugal, y adentrándote por el océano Atlántico. Demasiadas emociones para un solo día. Aunque si tienes vértigo, mejor será que te refugies en el albergue que está situado en su cima, para limitar el impacto de su altura, y tomarte un refrigerio y descansar un poco.
Poblado Celta
Durante esta singular caminata tendrás tiempo suficiente como para descansar un momento para admirar el Poblado Celta de Santa Tecla. Será otro de los motivos que justifique visitar La Guardia en cualquier época del año. Aquí se asentaron los primeros moradores en esta parte de Galicia hace ya más de 3.000 años. Todavía podrás comprobar los restos de su civilización, y cuyo entono fue declarado Monumento Histórico Artístico.
Te harán retrotraerte a muchos años atrás y comprobar como como eran sus singulares viviendas de piedra, y hasta los diseños simbólicos grabados en sus rocas. Se trata de uno los castros mejor conservados que hay por tierras gallegas. Y que podrán ejercer de excusa para tomarte un bocadillo y reponer fuerzas por la caminata realizada.
Playa de Camposanto
Desde la cima del Tecla te llamará la atención una bella y densa playa que está situada en el pequeño estuario que forma el Río Miño al desembocar en el océano. No dejes pasar la ocasión, y aprovecha la bajada en la caminata para visitarla. Y porque no, para darte un baño, aunque te sorprenderá lo gélidas de sus aguas.
Visitar La Guardia no está reñido con el ocio, y desde este paradisiaco lugar podrás gozar de una jornada de relax junto a tus compañeros de viaje. Paseando por los pinares en los aledaños de la playa, y hasta puedes embarcarte en una pequeña barca para visitar el primer pueblo portugués: Caminha. La travesía será muy excitante, ya que por sus aguas estarás despidiendo el río que naciese en Orense.
El puerto pesquero
Dentro de lo que es el núcleo rural de la localidad pontevedresa, no puede faltar un recorrido por su puerto pesquero, activo a cualquier hora del día, y desde donde puedes visualizar sus coloridas casas, tan características de esta villa. También estás obligado a adentrarte en su lonja, donde la actividad es frenética todas las mañanas. Comprobarás en directo el proceso de comercialización de los principales pescados, con su olor inconfundible para que nada falte.
Pero si lo que deseas es degustarlo, lo tienes muy fácil, ya que en este barrio de pescadores están ubicadas infinidad de viejas tabernas en donde tomar toda clase de mariscos (centollos, langostas, percebes, nécoras, etc.), y a muy buen precio. En un entorno muy característico de estas tierras, donde la amabilidad de sus gentes no te pasaran inadvertidas.
Puede asegurarse que visitar La Guardia tiene recompensa. No en vano, pocas localidades de la geografía española contienen tantos espacios, fundamentalmente naturales, de esta especial relevancia que te podrás encontrar durante tu estancia en este destino al sur de Galicia. Incluyendo su potente oferta gastronómica, a la que no te podrás resistir bajo ningún aspecto. ¿Estás dispuesto a llevar a cabo esta experiencia?