Hace unos meses tuve la oportunidad de viajar a Lisboa. He de reconocer que me sorprendió gratamente, puesto que al principio pensé que era una ciudad que se podía visitar en cualquier momento por su ubicación y en la cual no habría mucho que ver. Ahora puedo decir que estaba realmente equivocada.
Voy a contaros el por qué de la magia de esta ciudad. En primer lugar os recomiendo que paseéis por los distintos barrios como Chiado, Baixa, Belém, Alfama y el Barrio Alto. Es cierto que me he encontrado opiniones diversas sobre estos barrios, pero os puedo asegurar que tienen un encanto especial, nada lujosos, humildes, gente muy hospitalaria, calles empedradas, con los míticos tranvías, donde se puede respirar mucha tranquilidad a pesar de ser una ciudad.
En cuanto a monumentos, os recomiendo el Monasterio de los Jerónimos con un estilo manuelino muy marcado. También tenéis que ver el Castillo de San Jorge desde el cual hay unas vistas increíbles de la ciudad. Tampoco podéis olvidar dar una vuelta por la Plaza del Comercio, ahí está la estación de tren, importante saberlo por si queréis desplazaros a otros sitios interesante como es Sintra, de lo cual hablaré en otro momento.
En Lisboa puedes comer muy bien y barato, probad el bacalao, el cual lo preparan de muchísimas formas y no sabría decir cual mejor, aunque para mí, el bacalao a la brasa está delicioso. Dulces típicos como el pastel de Belém, así también el café, con un sabor tostado, suave, exquisito…
Por último, para aquellas personas que les gusta la fiesta y la diversión nocturna, no os preocupéis, también hay para vosotros, las noches en el Barrio Alto son jóvenes, la gente bebe en las calles, por lo que hay un ambiente maravilloso, propicio para una noche perfecta.
Imagen: wikipedia