La Costa da Morte – Costa de la Muerte-, en Galicia, es la esquina noroeste de la península y uno de los puntos de Europa que mas se adentra en el Atlántico. Son costas escarpadas, amuralladas de rocas y acantilados en cuyas grietas y recovecos se esconden preciosos pueblos marineros y salvajes calas y playas.
En invierno es una costa hostil, frecuentes temporales con gran oleaje, corrientes oceánicas e islotes que afloran con la bajamar la hacen peligrosa para la navegación incluso de los marineros de la zona. En verano es un paraíso para surfers y amantes de la gastronomía y las playas. Una ruta por la Costa da Morte es un destino ideal para un fin de semana o unas vacaciones por Galicia.
El peligro de la costa, fértil en leyendas sobre barcos hundidos, ahogados y tesoros, ha sido origen del que quizás sea el mayor atractivo de la zona, los faros. La primera visita obligada es sin duda a Finisterre, donde durante siglos se pensó que se acababa el mundo, de ahí su nombre, fin del mundo, Finis Terrae para los romanos.
Desde Estaca de Bares a Cabo Ortegal, que son los dos puntos mas septentrionales de la península hay una gran variedad de ofertas turísticas, gastronómicas y deportivas.
En cada recoveco de la costa hay un pequeño pueblo marinero, Malpica, Corcubión, Corme, Caion, Ponteceso, Laxe, Carballo, Carnota, Camarinas…. En cualquiera de ellos se pueden encontrar alojamientos para todos los gustos y precios, hay un montón de casas de turismo rural, pero sobre todo, en cualquiera de ellos se puede comer de lujo. A quien le gusten los percebes, puede incluir en la ruta el Roncudo, de sus rocas batidas por el Atlántico salen los mejores percebes del mundo.
Y en cuanto a las playas, las calas suelen ser de difícil acceso, solo asequibles para los que conocen la zona, pero hay varias playas grandes, como la de Baldaio con sus dunas, la de Balares y por supuesto la playa de Razo, que es cita obligada para los surfers de toda Europa.
Marga G.-Chas Ocaña