De paseo por Moscú, más exactamente por la famosa Plaza Roja, una de las más grandes del mundo, seguramente no dejaremos de advertir una magnífica y colorida construcción que se eleva en este lugar. Hablamos de la hermosa Catedral de San Basilio, uno de los edificios más emblemáticos de la capital rusa conjuntamente con el Palacio del Kremlin.
Esta espectacular edificación que tiene sus orígenes durante los años 1555 y 1561, es una creación de los arquitectos Barma y Postnik quienes, por orden del Zar Iván, levantan este increíble monumento religioso con motivo de celebrar la conquista del Janato de Kazán, convirtiéndose en una auténtica joya arquitectónica mundial de imponente belleza.
La estructura de la Catedral de San Basilio está formada por nueve capillas que se integran en una principal que ocupa el lugar central con una altura de 47,5 metros. Quizás una de las características que más sobresalen en esta construcción es la forma de bulbo de sus cúpulas llenas de detalles de colores vivos que llaman mucho la atención ya que se diferencia bastante de lo que habitualmente conocemos como edificio religioso.
En su interior, no menos espectacular, podremos apreciar que los tonos de la decoración se apagan bastante obteniendo un ambiente de tenue iluminación y apacible atmósfera.
Lógicamente, en tantos años de existencia, la Catedral de San Basilio tuvo que atravesar diferentes sucesos históricos algunos de los cuales no fueron demasiado afortunados como por ejemplo el intento de destrucción por parte de Napoleón Bonaparte que quiso eliminarla ante la imposibilidad de trasladarla a París y mucho tiempo después el Estalinismo quiso hacerla desaparecer. Por suerte sigue en pie para orgullo del mundo entero.
Vía│Nuestro Rumbo