La piscina siempre ha sido la guinda imprescindible de los hoteles de playa, pero los establecimientos urbanos no se han dormido en los laureles, piscinas de diseño y arquitecturas atrevidas para que la natación sea más que un deporte.
PALAZZO SASSO, RAVELLO (Italia)
La piscina del mejor hotel de Italia está aupada sobre una loma de 350 metros y culminada con un suelo de cristal a través del que se ve la costa de Amalfi. Aquí se han bañado desde Ingrid Bergman y Roberto Rosellini hasta Plácido Domingo. Después de nadar, puedes deleitarte en el restaurante, con dos estrellas Michelin. El palazzo, del siglo XII, tuvo su renacimiento en 1997, tras estar cerrado desde los años setenta.
GRAND HOTEL CENTRAL (Barcelona)
El barrio del Born a tus pies y en lontananza, el mar. Eso lo que puedes apreciar desde la piscina más espectacular de la ciudad, en la novena planta de este establecimiento de Design Hoteles. Mide diez por cinco metros, puede que no demasiado para entrenamientos olímpicos, pero más que suficiente para refrescarse en las tórridas tardes veraniegas.
HOTEL ALIA UBUD, BALI (Indonesia)
Resguardado por suaves colinas, Alia Ubud se sitúa a un latido del corazón cultural de Bali. La piscina aprovecha la accidentada orografía de lugar para lograr un efecto «infinito» por el cual sus límites se desdibujan hasta fundirse con el horizonte.
HOTEL ELAN, DALLAS (EE.UU.)
¿Te imaginas nadar sobre el vacio, viendo la calle 20 metros por debajo del suelo de la piscina? Eso es lo que se experimenta en la piscina del Hotel Elain. Está ubicada en la décima planta y sobresale casi cuatro metros del venerable edificio, que data de 1927. El arquitecto de la reforma se inspiró en la piscina del Hotel Adephi en Melbourne, que logró un efecto similar hace un par de décadas.