Hoy nuestro destino nos lleva a Albarracín, supongo que habréis oído hablar de este pueblecito puesto que está catalogado como Monumento Nacional desde 1961, y para mi, como uno de los pueblos más bonitos de España. Está situado al suroeste de la provincia de Teruel, rodeado por el río Guadalaviar. Aún así, por mucho que te quieras imaginar lo que se puede sentir cuando se está allí, es inevitable sorprenderte tras semejante belleza que nos regala la naturaleza. Espero transmitiros lo mejor posible lo que yo sentí cuando estuve allí.
Primeramente os diré que después de un interesante viaje en coche, recorriendo las diferentes carreteras mientras escuchaba una cantidad de excelentes músicos, me dispuse a iniciar mi visita en este maravilloso pueblo. Comencé visitando el Castillo, el cual está en ruinas, pero en proceso de restauración. Únicamente queda de él las murallas del s. XIV y de contrucción cristiana, recomiendo que subáis a verlas puesto que las vistas desde allí son muy interesantes.
Seguidamente me dispuse a dar una pequeña vuelta por la Plaza Mayor, en la cual tuve que quedarme unos segundos parada para poder observar su irregularidad, sus diferentes tonos marrones y anarajados que componen los edificios que hay en ella, así como la combinación entre piedra y madera.
La Casa Julianeta, podría decir que es un casa típica de la arquitectura predominante en este pueblo y que lo define por completo, de construcción popular y ubicada en el Portal de Molina. También os encontraréis con el Museo de los Juguetes, el cual alberga una amplia colección de juguetes españoles antiguos.
Por último y como mejor recomendación os ánimo a que paseéis en la oscura y silenciosa noche de Albarracín, pasando por calles como Azagra, observando sus orígenes musulmanes y posteriormente medievales que hacen que sientas que el tiempo se para y que no puede haber nada que eche a perder ese momento.
Imagen: mundofotos