Si estás en París, es inevitable no visitar la monumental Catedral de Notre Dame ubicada en la Isla de la Cité rodeada de las aguas del río Sena. Es la catedral francesa más antigua de estilo gótico construída entre 1136 y 1345 y está plenamente dedicada a María, madre de Jesús.
Si bien sus paredes atesoran hechos históricos como la coronación de Napoleón Bonaparte y la Beatificación de Juana de Arco, son tres las reliquias de Cristo que allí se conservan las que colman de emoción al mundo cristiano: la corona de espinas, uno de los clavos que sirvió para sujetar a Jesús en la cruz y un fragmento de la Cruz del Calvario.
Sus magníficos vitrales y altares de mármol, acompañados de las exquisitas pinturas que se pueden ver en sus muros hacen de esta preciosa catedral un lugar de respeto, misticismo y artístico refugio.
Desde sus torres puede obtenerse una increíble vista de París y de su arquitectura exterior, como así también de la suntuosa Campana de Emanuel, de 13 toneladas al parecer realizada con joyas que las damas parisienses donaron para su realización.
También es posible acceder a una serie de catacumbas de la época romana y habitaciones medievales que se encuentran en la plaza ubicada en frente de la catedral y que fueron descubiertas en la década del 60 luego de demoler una serie de construcciones que alli se emplazaban para darle mejor vista.
Una visita imperdible en la siempre deslumbrante ciudad Luz.
Vía Sobre Francia