Las maravillas arquitectónicas y sus hacedores en Suiza

El arte pareciera ser una parte más de Suiza. Es uno de los países que tiene derecho a alardear de su vasta oferta en la materia, ya que su próspera escena artística se sostiene (en parte) en algunos arquitectos que se ganaron el respeto y el reconocimiento más allá de las fronteras del país helvético.

Su vida cultural tiene una característica insoslayable: la sociedad multilingüe. Este punto constituye un dato no menor, ya que la diversidad de culturas permite también la pluralidad en gustos, costumbres y tradiciones. Eso, queda claro, se traduce en la producción literaria, arquitectónica, artística y musical.

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Sin embargo, es para destacar la labor de arquitectos extranjeros dentro de tierras suizas, ya que sus maravillas permiten que los turistas tengan otro punto de visita inevitable cuando lleguen a la ciudad. El Centro Paul Klee, emplazado en la capital suiza, Berna, fue inaugurado en  2005 y lleva la firma del italiano Renzo Piano.

Llama la atención la contemporaneidad de dos de los monumentos más emblemáticos de todo el país. La construcción del Centro Cultural y de Congresos también estuvo a cargo de un extranjero, el francés Jean Nouvel, y fue inaugurado en 1998, hace sólo 10 años.

Nouvel fue también quien diseñó el Monolito para la Exhibición Nacional Suiza en 2002, y se trata de un cubo gigantesco de metal oxidado. La obra de arte, desde el emplazamiento allí, transformó por completo el aspecto natural del Lago de Murten. Sin emaqbrgo, el monolito fue demolido por no encontrársele un lugar definitivo.

le-corbusier.jpgAl margen de los extranjeros, también están los grandes arquitectos nacidos en suelo helvético. Sin lugar a dudas el más importante es el gran Le Corbusier, y su obra es tan variada como atrapante. Sus maravillas se pueden disfrutar en el país y no solamente van desde edificios futuristas y funcionales, sino que también es artífice de numerosos muebles de diseño y urbanizaciones.

Entre lo más conocidos se encuentran Mario Botta y la sociedad formada por Herzog y de Meuron. La obra de Botta es sencillamente fantástica  e incluye varios museos en Suiza y en el extranjero. Además es el creador de la estupenda terminal de autobuses de Lugano, un lugar tan bello como la perfección de todo el transporte público suizo.

Arquitectos y obras se conjugan en el país para resaltar un poco más la belleza artística que emana de Suiza. Cientos de museos no podían sólo cobijar obras ajenas, sino que debían también ser espejo de un país que expulsa arte cual aire de montaña. Suiza, el destino único de invierno. 

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