Las celebridades siempre han despertado curiosidad en el público que desea conocer los detalles de sus extravagantes y lujosas formas de vida y ni que hablar de los fanáticos que hacen lo imposible por acercarse de algún modo a quienes son o han sido sus ídolos.
En este caso vamos a hablar de una de las estrellas emblemáticas de Estados Unidos y que a pesar de su trágica desaparición física sigue siendo para muchos un astro de la música. Nos referimos a Elvis Presley.
Ya es sabido que la millonaria mansión que perteneciera a Elvis en Memphis y que lleva el nombre de Graceland ha sido convertida en templo-museo para que todos los que llegan hasta sus puertas puedan acceder a la intimidad del cantante, pero nos vamos a detener más exactamente en dos aviones que fueron adquiridos por el Rey del Rock y que se encuentran aparcados en los jardines de la vivienda y que también pueden ser admirados por los visitantes.
En el primer caso se trata de un Convair 880 que fue bautizado con el nombre de su hija «Lisa Marie» y es una aeronave fabricada para competir directamente con el Boeing 747 entre 1959 a 1962 aunque no tuvo tanto éxito comercial. Es uno de los 9 ejemplares que existen en todo el mundo y Elvis lo reacondicionó a su gusto invirtiendo en él la suma de 800.000 dólares, casi tres veces su valor.
La otra nave es su jet privado, un JetStar -modelo fabricado por Lockheed entre 1957 y 1979 del cual algunos permanecen en actividad- en cuyo interior se puede observar su decoración en tonos amarillos y verdes.
Ambas joyas se encuentran en perfecto estado de conservación y aunque ya han abandonado la sórdida vida de medio de transporte de una estrella todavía conservan el lujo, glamour y brillo de su mejor momento.