Teruel es muy bonita. Cuando la vi, me dieron ganas de vivir en ella. Ese dicho de «Teruel existe» lo dicen porque se sienten olvidados, pero noda má llegar, se queda en tus retinas y ya no la olvidas jamás.
El referente artístico más valorado en Teruel es el mudéjar. Cultura árabe, almohade y demás focos peninsulares; por eso, la Unesco lo ha declarado patrimonio artístico de la humanidad, nada menos.
Tiene infinitud de monumentos: torres medievales, mudéjares, una hermosa catedral… su urbanismo es encomiable con callejuelas entremezcladas con calles modernas. Con sus 29000 habitantes le hace sombra a cualquier ciudad grande ya que cuidan su patrimonio y su cultura al máximo.
La leyenda del siglo XII, aún latente, de los amantes de Teruel está muy arraigada en la sociedad y en la literatura de la zona. Los restos de lo amantes se conservan en la iglesia donde murieron: San Pedro.
El barrio de Aldehuela, Castralvo, el campillo y Villaspesa son zonas verdes dentro de la ciudad, para pasear y ver sus paisajes; y si además queréis senderismo, a las afueras tenéis Fuente cerrada y los baños del Arquillo.
El turismo gastronómico de Teruel es el propio de su clima. Destacan las legumbres y los asados de carne. ¿No se os abre el apetito?
Y por último, os comento la noche: no podéis dejar de visitar la Ronda de Ambeles y la plaza del torico; entre ellas, callejuelas estrechas con un ambiente admirable.