Sin duda Cuba es uno de los países caribeños más rico en herencia colonial, ya sea plasmada a través de su arquitectura como de sus costumbres, pero más allá del fascinante urbanismo de La Habana y sus increíbles fuertes, en el interior de la isla podremos encontrar una pequeña ciudad que parece haberse detenido en la mitad de los mejores tiempos coloniales, pues allí todo evoca un pasado prospero (para algunos) y un estilo de vida muy diferente del actual. Te estamos hablando de Trinidad, una ciudad considerada un museo a cielo abierto.
Ubicada en la provincia de Espíritu Santo, esta localidad cubana integra la lista de Patrimonios de la Humanidad desde que la UNESCO así lo declarara en el año 1988, lo que ya puede darte una pista sobre el gran valor de esta población, que a primera vista llama la atención por lo bien conservado que mantiene su casco histórico, considerado uno de los mejores de América Latina.
Dar un paseo por él es todo un atractivo en sí mismo, pues las coquetas casitas de tejados rojizos y paredes coloreadas en alegres tonos, custodiadas por altas palmeras y rodeadas de una atmósfera cálida y alegre, constituyen un escenario ideal para conocer la ciudad de Trinidad más en profundidad. Además, al tratarse de una localidad no muy grande, tranquilamente puedes realizar este recorrido a pie, ya que no constituye un esfuerzo considerable, y así podrás apreciar de una mejor forma toda la arquitectura y patrimonio de la ciudad.
Y algo que no puedes dejar de visitar es la Torre Iznaga, levantada por una destacada familia local, que, hoy en día, se ha constituido en uno de los símbolos de Trinidad.
Valle de los Molinos Azucareros
Y ya que te encuentras de visita en Trinidad, fácilmente puedes hacerte de unas horas para conocer el Valle de los Molinos Azucareros, un sitio que se encuentra muy cerca de la ciudad, y que también ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Allí puede encontrase un conjunto de alrededor de 70 antiguos molinos, que son fieles testigos de la pasada prosperidad de la industria azucarera, uno de los pilares económicos de toda Cuba por muchos años.
Pero además de historia, en el Valle de los Molinos Azucareros podrás experimentar lo mejor del ecoturismo cubano, con las distintas opciones que brinda Topes del Collante.