Ya todos conocemos las bellezas naturales que poseen los Parques Nacionales, pero cada vez que hablamos sobre uno de ellos no dejamos de sorprendernos por los maravillosos paisajes que la naturaleza le ha otorgado a cada uno de estos majestuosos sitios.
Tal es el caso del Parque Nacional Fiordland, el mayor de los catorce que se encuentran en el territorio de Nueva Zelanda y que está ubicado en la región suroeste de la isla sur ingresando a través de la carretera Milford. Cuenta con una superficie de 12.500 kilómetros cuadrados y es muy visitado por viajeros de todo el mundo que llegan al lugar atraídos su impresionante hermosura.
El terreno de este parque es muy variado, ya que en el se pueden observar grandes valles como así también imponentes elevaciones nevadas rodeadas de lagos y exquisita vegetación. Algunos de los picos que se destacan son las montañas Murchinson y Kepler y los espejos de agua más conocidos son el Lago Manapouri, el Monowai y el Hauroko.
Además este lugar ofrece la posibilidad de diferentes prácticas como el senderismo y caminatas a través del extenso parque ideal para aquellos que gustan del avistamiento de aves, dado que existe un gran variedad de pájaros siendo la estrella principal el único loro no volador del mundo y que recibe el nombre de Kakapo. También los escaladores que lleguen a Fiordland estarán de parabienes.
Hermosas cascadas, flora, fauna y panoramas que parecen pintados sobre un lienzo se han conjugado armónicamente en el Parque Nacional Fiordland para que disfrutemos de la naturaleza en su estado más puro.
Vía│Nueva Zelanda por descubrir