La playa de las Catedrales es un pequeño tesoro de la Mariña Lucense (es decir, del norte de Lugo), aunque, en realidad, es el nombre turístico que tiene la Praia de Augas Santas en gallego, es decir, la Playa de Aguas Santas en castellano.
Esta espectacular playa que puedes ver en la imagen superior está localizada en el Concello de Ribadeo, y debe su nombre a la forma de sus acantilados, que, aparte de ser una maravilla, recuerdan vagamente a los fuertes y contrafuertes de las catedrales góticas (pero hay que tener algo de imaginación para darse cuenta).
Además de estos “fuertes” la playa está salpicada de cuevas y pilares, algunos llegando a medir 30 metros de altura, lo cual es un espectáculo siempre que vayas a visitarla en bajamar (ojito con el horario de mareas), es más, lo normal es que la primera vez que la veas te quedes algo atónito pensando que algo así pueda estar en España, no nos vamos a engañar.
Os decía lo de la marea baja porque, como bien sabrás, las mareas en el Cantábrico son mareas de verdad, y mientras en bajamar se puede pasear tranquilamente por la playa de arena blanca y fina, disfrutando de los acantilados; en pleamar, sin embargo, verás muy poquito, porque la marea sube varios metros, dejando todo lo bonito por debajo del agua, de ahí que debes mirar el horario de las mareas para no darte el viaje para nada.
Cómo llegar a la Playa de las Catedrales
Por suerte, esta maravilla está bien indicada, algo que no es demasiado frecuente por la zona de A Mariña, donde las aldeas dentro de los concellos se suceden, pero, como os digo, en este caso sí está bien señalizado.
Para llegar hasta ella hay una carretera específica tanto desde la A-8 (salida 513), con un cartel bien grande en la autopista anunciando la salida, o bien desde la N-634, pero, una vez ya han terminado ese trozo de autopista, está claro que el acceso principal es desde la autopista del Cantábrico.
Una vez salgas de la autopista, no te preocupes, tienes abundante señalización para llegar, y tranquilo, que hay dos aparcamientos al llegar, eso sí, en verano suelen estar bien llenitos de coches, así que cuidadito con esto también, aunque, por último, tengo que decirte que sea como fuere, el viaje merece, y mucho, la pena.