Ubicada en la soleada isla de Sicilia, la ciudad de Siracusa vio pasar por sus muros una gran diversidad de civilizaciones, entre las que pueden nombrarse a la de los normandos, bizantinos, cartagineses, aragoneses y romanos, pero su indiscutible origen helénico continua prevaleciendo hasta nuestros días, no abandonándola nunca en sus largos años de historia, de ahí que sea considerada la verdadera impulsora del arte y la cultura romanos, al conquistar la Loba esta rica polis de la Magna Grecia.
Sin duda que uno de los primeros pasos por esta ciudad italiana deben darse en Villa Landolina, cuyo Museo arqueológico es una excelente carta de presentación de la fabulosa historia de Siracusa, que entre otras cosas supo ser escenario del ingenio dramático de Esquilo y de las sátiras cómicas de Epicarpio, de lo cual un buen testimonio es el teatro griego, que con más de 2500 años a sus espaldas, aún continua en muy bien estado, reflejando el inigualable ingenio griego para la arquitectura y el urbanismo.
La siguiente visita debería conducirnos a la incomparable Cittá Vecchia, o ciudad vieja, donde se conjugan desde construcciones griegas y romanas, como el Templo de Apolo, hasta la veintena de palacetes barrocos con su desbordante decoración en torno a la Plaza del Duomo; mientras que un paseo muy recomendado para disfrutar de la brisa del Mediterráneo es recorrer a pie la costa hasta alcanzar el Castillo Maniace.
Aunque si lo que quieres ver es una curiosidad de Siracusa, no puedes perderte la Neápolis, unas antiguas ruinas que sirvieran al rey Dionisos como un lugar para espiar a los prisioneros, debido a que la acústica de este lugar incrementa de gran forma los sonidos de las latomías, o jardines públicos, que en el pasado fueran las prisiones de los esclavos.
Realmente Siracusa es una de las ciudades más atractivas de Sicilia, y de las más singulares del Mediterráneo, por lo que si viajas a Italia o te aventuras por el Mare Nostrum, no deberías perderte una visita a esta antigua polis griega.
